Dad of the Year ejemplifica que esto de la música tiene que ser, necesariamente, una carrera de fondo, donde las cosas suceden en orden, con tiempo de por medio, apelando a la paciencia y al aprendizaje. Obsesionado como está todo el mundo por la novedad y el estímulo rápido, muchas veces se tiende a olvidar que los artistas de verdad tardan años en encontrar su verdadera voz y en alcanzar una jugosa madurez.
El resultado con este The Switch es una música difícil de encasillar, sometida a la ley de la gravedad como cualquier objeto en el universo –música que pesa y que atrae con hilos invisibles y poderosos–, pero música que también flota. La idea que impulsa este track, nos remite a uno de los atributos cruciales de la música, y es su inagotable capacidad para generar estados de ánimo que nos custodien en todo momento. Su sentido queda en manos de los amantes de la música electrónica, más allá la pista de baile y de todo hedonismo. El conjunto del track es de cum laude.