Vuelve el sello Perfecto Black y lo hace esta vez con dos grandes artistas, como son Franco Armellini e Ignacio Berardi. Su último trabaho, Twilight Memo y Command, resume una trayectoria implacable.
Command está decidido a sacar a la luz los ritmos más vanguardistas y oscuros que nos encanta presentar en Perfecto Black. Tomas ácidas, rellenos frenéticos, silenciadores, efectos de flanger y efectos metálicos de eco distante se entremezclan artísticamente entre segmentos de coro espectrales y ritmos hipnóticos adictivos.
Twilight Memo es el mejor de la manada. Los sintetizadores impulsores, las cuerdas nostálgicas y las tomas vocales susurrantes crean la atmósfera adecuada para las magnánimas melodías que se integran en la mezcla hacia el tan esperado descanso.
El conjunto del disco consigue dotar de introspección, una energía y luz crepuscular absorbente, y que cierran un disco que sabe cómo convertir la pulpa musical en un refrescante zumo de ambrosía. Cuanto más se escucha el disco, más difícil es ubicarlo en un lugar geográfico concreto. Su música parece que no se solidifique nunca, que sea un fluir de sonidos e impresiones que no parecen quedarse nunca fijas ni en el sitio ni la memoria, como un perfume o una visión rápida de un cuerpo en movimiento, hasta postularse como uno de los verdaderos valores de futuro de la electrónica mansa y lustrosa.
Los temas que están grabados en este disco demuestran la particular forma de entender el sonido de ambos productores, situado en el extremo opuesto de lo comercial, lo genérico, lo que funciona: lo que hace es, por el contrario, una especie de magma inestable de pulsaciones y resplandores, de trazos melódicos y texturas difuminadas, persiguiendo una expresión serena, espiritual, casi ascética. Todos esos lenguajes e influencias de los que se nutrió dialogan en este disco, creando organismos sonoros nuevos, diferentes y muy evolucionados.
El dominio del lenguaje de ambos productores es total, y aquí han vuelto a ahondar en el pasado para inspirarse en otro verso, más contundente y melancólico, pero no menos evocador. Con todo, podemos decir con seguridad que este trabajo está al borde de la excelencia.